Cuento dulce y fantasioso que explica por qué los gondoleros de Venecia dejaron de cantar, a pesar de hacerlo tradicionalmente y, con tanto nivel, que enmudecieron al mismo Caruso cuando los oyó.
Encantador, tierno, mágico, creativo, elegante, conmovedor y divertido. Resalta el esfuerzo por conseguir un sueño y la amistad y el agradecimiento.
Puede leerse también por niños (de cierta edad), ya que es extremadamente sencillo, y sin embargo, no se queda corto para el lector adulto.
Sólo requiere unas horas, y, a cambio, nos regala belleza, alegría y retorno al alma infantil cuando sabíamos que la bondad triunfaba en todos los cuentos.
El escritor también es autor de “La princesa prometida”, “Marathon man” y los guiones de “Dos hombres y un destino” y “Todos los hombres del presidente”
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