Autora: Natalia Sanmartín Fenolleda
En realidad
todos los vecinos del pueblo, lo son por decisión propia. Exiliados de la
sociedad tecnológica, forajidos de la modernidad y amantes de la reflexión.
La
protagonista experimenta estupor y rechazo ante el grupo humano que compone el
artificial pueblo. Y aún comprende menos a su jefe que no cesa de hacerle notar
la elevada erudición que posee y lo equivocado de sus planteamientos vitales. A
pesar de ello, sospechamos que entre ambos resultará inevitable la atracción.
Se
agradece la novedad de lo políticamente olvidado. La valentía para ofrecernos
una alternativa trascendente y espiritual y la aportación de pinceladas de
elevada cultura. Se echa de menos el humor que suaviza tanta intensidad y que
haría menos artificiosa la novela.