Autora: D.E. Stevenson
Cuando
los personajes reales leen la novela, se produce un terremoto. Todos desean
ávidamente saber quién de entre ellos lo ha escrito. Porque es claro que ha de
ser alguien del lugar, que conoce bien a los retratados. Tanto como para
revelar sus secretos, sobre todo los pequeños, tales como el uso de pectina en
las mermeladas de la Sra Carter. Pero lo anodino de Bárbara Buncle, la protege
de las sospechas.
Curiosamente,
en el pueblo real comienzan a producirse los mismos cambios que en el libro.
Hasta el punto que hay quien se apresura a poner una gruesa lápida en la tumba
de su esposa, no fuera ésta a presentarse en el comedor como sucede en la
ficción.
Todas las transformaciones
y revuelos que se producen consiguen que triunfen los personajes bienintencionados
y los ruines caigan derrotados, por lo que puede calificarse como un cuento. En
realidad, la bondad de la mirada de Bárbara Buncle elimina el mal en el pueblo.
Y nos hace desear que si alguien ha de mostrarnos nuestros puntos débiles, que
sea quien nos quiera.
La novela es
exquisitamente inglesa, amable, irónica y entretenida; y desde el comienzo
hasta el brillantísimo final, siempre nos acompaña la sonrisa.