Autor: Stefan Zweig
En la Viena de la Secesión, una
tímida adolescente cae enamorada de un vecino joven y guapo, escritor de éxito
y triunfante seductor. El, por supuesto, ignora este amor escondido. Y ella
contempla cómo acuden las conquistas de su amado.
Se le presenta
la ocasión de propiciar un encuentro fugaz con él, lo que se convierte en el
cenit de su existencia, mientras que en el corazón de él no queda ni una
sombra. Ni siquiera llega a saber su nombre.
Tras la muerte
del hijo que tiene con el escritor, cuya existencia es desconocida por él, la
protagonista, sabiéndose morir también, le escribe una carta en la que le
relata cómo ha sido su vida alrededor de su persona. Nada distinto a él ocupó
nunca su mente. Todo lo abandonó por su recuerdo. Ciertamente es la historia de
una obsesión.
Recordamos la
película de igual título, protagonizada por Joan Fontaine y Louis Jordan. Si
bien ésta es más dulce y la protagonista sale mejor parada, ya que se casa con
un hombre rico, mientras que en el libro ejerce como meretriz de lujo
En cualquier
caso, la maestría del escritor para plasmar con belleza y elegancia los
intensísimos sentimientos de la enamorada embarga al lector, y hace de la carta
una pequeña joya.