Autor: William Somerset Maugham
En la colonia británica en China, una
bellísima joven comienza su tiempo de búsqueda de marido con grandes
expectativas. Para ella y, sobre todo, para su madre. Sin embargo, no consigue
encontrar lo que quiere. Y como su hermana, más fea y joven, se propone casarse
muy bien, ella se apresura a hacerlo con el primero que se cruza. Un
bacteriólogo aburrido y gris del que no está enamorada y que no colma sus
aspiraciones sociales. Un matrimonio tan decepcionante que es una invitación a la infidelidad. Que
cristaliza en la persona de un apuesto y divertido hombre casado. Al ser
descubierta, confía en que su amante dejará a su mujer para casarse con ella.
Por supuesto, él no desea perder su posición y la desprecia. En este
punto, la protagonista no tiene más opción que acompañar a su marido al
interior del país para atender una epidemia de cólera feroz.
No podía
imaginar peor escenario vital para ella misma. Perdido el amor del marido,
abandonada por el amante y con la amenaza cierta de la muerte. Todas sus
ilusiones cercenadas. ¡Este era finalmente su dorado futuro!. En situación tan
adversa, encuentra asideros: la amistad de un pintoresco funcionario de aduanas
y la colaboración con las monjas francesas que asisten a los enfermos. Pero su
vida sigue su curso, y no siempre favorable….
Leemos, por
tanto, un magnífico relato de Somerset Maugham, el gran novelista americano del
siglo XX. Con su azarosa vida y sus obras llevadas al cine de Hollywood. La agudeza
de sus diálogos y las certeras frases que
retratan el ser humano: “Cumplir el deber no tiene más mérito que lavarse la
cara: no basta cumplirlo, pues el deber se impone. La única cosa que vale es
amarlo” O esta otra: “Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor
momento”. Naturalmente, este pensamiento no es de aplicación para ninguno de
nosotros.