lunes, 30 de noviembre de 2015

La librería ambulante

Autor: Chirstopher Morley


            Divertidísima novela publicada en 1917, pero que se ha conocido en España en tiempos recientes. El autor utiliza un recurso de guion que consiste en hacernos creer que la historia ha sido escrita por Hellen Mc Gill, la protagonista del relato. Y, ciertamente, si no conociéramos este dato, nunca dudaríamos de que la pluma fue empuñada por una mujer, que se preocupa de dejar resueltas las necesidades de su hermano tras la huida, tales como recordarle que utilice ropa interior de invierno.

            A la granja de Hellen y su hermano Andrew, situada en Nueva Inglaterra, llega Muffin, un vendedor de libros ambulante con su carromato, llamado El Parnaso, con la intención de venderlo. Andrew ya ha escrito varios libros de éxito y ha dejado a su hermana sola en la granja muchas veces para salir a la búsqueda de inspiración. Por ello, Hellen decide comprar el Parnaso antes de que lo pueda hacer su hermano y se quede sola de nuevo.

            Así, se marcha unos días con el profesor Muffin para aprender el negocio. De su mano descubre la belleza de la literatura, la importancia de darla a conocer a la gente del campo, y que de ello depende la grandeza de una nación. Yo, además, estimo que hay que ofrecerla a los escolares sin adaptarla excesivamente y, mucho menos, sustituirla por relatos ridículos que no dejarán ningún poso cultural en sus pequeñas mentes.


Tiene la virtud de ofrecernos la literatura sin erudición, con naturalidad y deseo cierto de transmitirla. Y con el mismo respeto a cualquier trabajo bien hecho, que nunca es menos que ningún otro. Todo ello con el ingrediente del humor, que da falsa apariencia de simplicidad a una narración plagada de cultura y profundos pensamientos.

Los jardines de la memoria

Autor: Michael Quint


            Una de las novelas más breves y, sin embargo, más intensas que he leído nunca, a la vez que original y diferente. Con cierto barniz autobiográfico y grandes dosis de homenaje al padre del autor, miembro de la resistencia francesa, y al abuelo, combatiente en Verdum. Recomiendo conocer con anterioridad la figura de Maurice Papon para comprender mejor el relato.

            El protagonista, en la edad madura, rememora su infancia. Comienza contando el bochorno que pasaba cuando su padre actuaba como payaso de manera altruista para alegrar la vida de otros niños. Quien, a pesar de ser maestro de escuela, adoptaba un papel tan ridículo a los ojos de su hijo que le hace experimentar «Tanta vergüenza y odio que se lo habría dado al primer huérfano que pasara si hubiera creído que alguno lo habría aceptado». Igual de absurdos le parecen sus tíos, un matrimonio de bobos cuya existencia, a todas luces, había sido anodina.

            Y, sin embargo, como tantas veces sucede, nada es lo que parece. Y precisamente es su tío quien  le desvela el sorprendente pasado de sus ridículos familiares.

            Cuántas veces debajo de una situación hay un mundo opuesto a lo que percibimos, y nos vemos obligados a desdecirnos a nosotros mismos del juicio previo. O lo que es peor, debemos arrepentirnos de lo que aseguramos ante otros con la certeza de que no era posible otra interpretación.
           
            También nos regala una reflexión preciosa sobre la bondad, el heroísmo, el sacrificio y el compañerismo, incluso en las situaciones más duras. Y cómo las experiencias vividas condicionan nuestro futuro, de forma que el bien recibido nos emplaza a devolverlo a otros.


            Gran literatura de un Académico de la Lengua belga que compone un relato que, quizá, necesite dos lecturas para disfrutarlo plenamente. 

Sin noticias de Gurb

Autor: Eduardo Mendoza

            Dos alienígenas aterrizan en Barcelona justo antes de las olimpiadas de 1992, en una ciudad entregada a sí misma y a su propio brillo. Uno de ellos, Gurb, desaparece sin dejar rastro ni noticia. He aquí la razón del título. Y su compañero, perdido y solo, vive innumerables aventuras mientras le busca. Todas ellas sin pies ni cabeza, como su afición desmedida a comer churros o su capacidad para adoptar apariencias tan diversas como Pio XII o Montserrat Caballé.


            Una novela en extremo original y surrealista, en la que en ningún momento decae el nivel del absurdo. Realmente divertidísima para cualquier lector, y especialmente para quienes  vivimos aquellos años preolímpicos.