miércoles, 3 de febrero de 2016

Una letra femenina azul pálido

En la Viena de 1936, justo antes de la anexión de Austria por parte de Hitler, Leónidas triunfa como alto funcionario y miembro de la más selecta sociedad gracias a su matrimonio con una rica heredera. Nada puede perturbar su vida de lujo y reconocimiento ahora que ya ha alcanzado la cincuentena. Y todo se lo debe a la herencia de un frac que perteneció a un compañero judío que se suicidó. Esta prenda le abrió las puertas de los mejores salones de baile y le permitió codearse con las jóvenes más adineradas.
           
            Y, de repente, recibe una carta escrita con una letra femenina azul pálido. ¡La letra de una antigua amante que solicita ayuda para un joven! ¿Será su hijo? Un hijo judío, ya que su madre lo es. Esta duda se convierte en certeza en su mente, y todo su mundo comienza a resquebrajarse. Se avecina el desastre absoluto. Todo cuanto ha conseguido se desvanecerá por una simple carta que quizá no debía haber abierto.

            Toda la acción transcurre en un solo día, que amanece esplendoroso y va ensombreciéndose hasta llegar a la noche, conforme los temores arraigan en el alma de Leónidas.
           
            Caemos en la cuenta de que la vida tiene una falsa apariencia de seguridad. Un pequeño acontecimiento puede trastocarla irremisiblemente. De la decisión que se tome en ese instante puede depender el resto de la existencia. En general, nada de lo que nos acontece es bueno o malo; lo convierte en ello nuestro propio corazón.


            Una maravillosa novela muy breve, que no necesita muchas páginas para transmitirnos todos los sentimientos de sus protagonistas y cuyo desenlace inesperado es una rúbrica magistral.

lunes, 1 de febrero de 2016

Los renglones torcidos de Dios

Autor: Torcuato Luca de Tena


            Cuando fue escrita esta novela y mis amigas la leyeron, por alguna razón que no recuerdo, yo no lo hice. Sé que a todas les pareció grandiosa y sé que la crítica siempre la ha reconocido como un libro excelente. Y es ahora, cuarenta años después de su publicación, cuando la he leído.

            A finales de los años setenta, una mujer inteligente y culta ingresa voluntariamente en un psiquiátrico para investigar un crimen, ya que sospecha que el asesino se encuentra allí. O quizá su ingreso no ha sido voluntario, o quizá es una paranoica que se ha fabricado esa realidad, pero que está tan loca como los demás… Esta es la incertidumbre que presenta la novela y que sólo se desvela al final.

            Seguramente haber acumulado ya algunas décadas en mi calendario me ha hecho ver la novela como una sucesión de retratos desgraciados y sin remedio. Vidas llenas de angustia que ninguna medicación ni terapia conseguía paliar en esa época.
           

Sin duda, la escritura es magnífica, así como el planteamiento y la resolución de la intriga que configura el nudo central del relato, pero, definitivamente, en mi espíritu ha primado el desconsuelo ante tanta tristeza. Demasiada angustia para disfrutar. Sin duda, debí leerlo en mi juventud cuando se piensa que tanto dolor sólo existe en la ficción de los libros.