jueves, 23 de febrero de 2017

Flores para la señora Harris

Autor: Paul Gallico


           
            La señora Harris es una viuda sesentera que trabaja como asistenta en el Londres de 1952. En una de las casas que limpia descubre un vestido de Dior y queda tan maravillada de su belleza que toma la determinación de viajar a Paris para comprar uno. Es consciente de que no se lo pondrá nunca y de que tendrá que sufrir innumerables privaciones para reunir el dinero necesario. A pesar de todo, lo consigue. De modo que, nada más empezar el libro, ya la vemos en el avión camino de Paris, aunque nos va relatando de modo retrospectivo su periplo hasta llegar a ese momento. Y, después, nos narra todas sus peripecias en la Casa Dior. Cómo su llegada, con ese aspecto inequívoco de limpiadora, siembra el estupor entre el glamour imperante, pero cómo todos se van rindiendo a la bondad que regala.

Me ha hecho considerar que, dado que no somos sólo espíritu, necesitamos lo tangible para expresarnos y desarrollarnos. Y que, si bien los objetos materiales no nos dan la felicidad, pueden ser instrumentos para que esta llegue; siempre q tengamos la elegancia y el señorío de no poner el corazón en ellos. Y esto es justo lo que le sucede a la señora Harris: encuentra amor a raudales a través del vestido de Dior.


            Está escrita no por un novelista, si no por un comentarista deportivo, con un lenguaje directo, divertido, descomplicado, colorista y costumbrista, pero sin rozar siquiera lo soez. Es una novela muy dulce, podríamos definirla como un cuento de hadas, llena de amor y de humor, y con un final redondo que remonta la narración cuando esta comienza a parecer previsible. La recomiendo vivamente.

viernes, 17 de febrero de 2017

El maestro Juan Martínez que estaba allí

Autor: Manuel Chaves Nogales


Esta novela es la biografía real del bailaor de flamenco Juan Martínez quien relata al periodista Manuel Chaves Nogales su azarosa vida en los tablaos europeos. En Turquía le sorprende la  Primera Guerra Mundial y después, en Rusia, la Revolución bolchevique. Me ha evocado la historia del “Doctor Zhivago” cuyos personajes, en este caso, ficticios, también son arrollados por los acontecimientos del 17.

            Resulta, pues, un testimonio de primera mano de todos los acontecimientos que rodearon esa revolución que propició la llegada del comunismo al mundo; una ideología que modeló todo el siglo XX, que impregnó en mayor o menor medida casi todo el pensamiento, la filosofía e incluso la religión y que, sorprendente y lamentablemente, no ha sido erradicada.

            Juan Martínez, a través de la pluma de Chaves Nogales, narra lo que ve con la naturalidad de quien escribe su propia historia doméstica y que se adapta, como siempre ha hecho el hombre, a las circunstancias que le toca vivir aun cuando estas sean terribles, como es el caso.


            Una lectura que puede ilustrarnos en  el centenario de la revolución rusa ya que no es una reflexión sesuda o teórica, sino la vivencia cierta de quien sufrió ese terrorífico vendaval. Y me lleva a preguntarme, perpleja, cómo es posible que todavía se pueda mirar el comunismo con benevolencia, e incluso con entusiasmo, sin considerar cuantísimo  sufrimiento ha traído.

lunes, 6 de febrero de 2017

Un paseo para recordar

Autor: Nicholas Sparks


            Un hombre adulto rememora cómo a los diecisiete años se enamoró de una compañera a la que todos tildaban de ñoña, beata  y ridícula. Aunque su primera opinión sobre ella es coincidente con el resto de sus amigos, al ir conociéndola cae rendido a sus pies. Tanto que se casan a pesar de que ella padece leucemia. Con estos mimbres, ya intuimos un melodrama que, si el autor tiene la suficiente pericia, tocará el corazón de cuantos lectores abran el libro. Y ciertamente es así.
           


            Este autor goza de gran predicamento entre adolescentes y jóvenes ya que muchos de sus libros rebosan romanticismo en estado puro. Para mí, que ha tiempo que abandoné esas décadas de ensoñación, resulta un poco empalagoso. Al menos esta novela. Sin embargo, hay que reconocerle la bondad en sus planteamientos, que ayudan también a que  el lector intente mejorar.        

El baile (E. Neville)

Autor: Edgar Neville


Leer teatro es rápido y sencillo, pero a menudo no logro vivir intensamente la historia. Sin disfrutar de una buena interpretación los diálogos suelen antojárseme insulsos. Esto también me ha sucedido con la dulce pieza El baile. Sin duda por falta de aptitudes no consigo imaginar el tono de voz, la mirada o la actitud de los actores por lo que, con frecuencia, recurro a mi asesor escénico, Youtube, que corre presto a suplir todas mis carencias. Esta maravilla ha sido representada muchas veces, pero yo recuerdo la película protagonizada por Conchita Montes, Alberto Closas y Rafael Alonso. Lamentablemente no se puede encontrar en la red, aunque sí un Estudio 1 de Televisión Española.

Edgar Neville escribió esta obra a mediados del siglo XX y cuenta la historia de dos perfectos caballeros enamorados de la misma adorable mujer. Uno de ellos consiguió casarse con ella, pero ambos la rinden un devoto amor incondicional. En el primer acto los vemos preparase para ir a un baile y en el tercero es la nieta quien va a otro, también acompañada por los adoradores de su abuela.


             Tiene tanta ternura y amor y está tan bien escrita que yo, particularmente, nunca pierdo la ocasión de verla. Y siempre me emociona.

viernes, 3 de febrero de 2017

Cuentos de la Alhambra

Autor: Washington Irving

            Washington Irving, a la sazón embajador americano en España a mediados del siglo XIX, vivió en la Alhambra y, fascinado por el encanto del entorno, escribió desde ese alojamiento una colección de cuentos ambientados en ese palacio. El asegura que le fueron referidos por los habitantes de Granada como leyendas, sin embargo, parece que muchos de ellos son sólo fruto de la imaginación del cónsul. En cualquier caso, a pesar del paso del tiempo, resultan interesantes, fantasiosos, tiernos o fastuosos, cargados de un orientalismo típico del romanticismo literario de la época. Los he releído después de muchos años con motivo de un viaje a Granada y he vuelto a disfrutar con ellos. Las lecturas clásicas no suelen defraudar.
                       
La primera vez que leí esta recopilación de cuentos aún estaba en el colegio. Quizá con catorce o quince años, que es la edad de oro de la lectura. Todo lo que se lee en la infancia y adolescencia queda para siempre de modo indeleble. Yo aún puedo recordar con exactitud las baldas de la biblioteca de mi colegio, el color de los lomos de los libros, las letras doradas de muchas de sus cubiertas e incluso el gramaje de sus hojas, con frecuencia extremadamente liviano. Después de muchos años, no he olvidado las novelas de Zane Grey o las de Agatha Christie, y todavía poseo el carnet de lectora. Me pregunto si podría aún sacar libros con él.


            Uno de los tomos que recuerdo es el de Cuentos de la Alhambra. Era muy pequeño, encuadernado en piel y con nervaduras horizontales en el lomo. El título y el autor estaban escritos con letras doradas y las hojas eran muy finas. Sé que, como tantos otros, lo leí por indicación de mi madre a quien debo la mayor parte de mi cultura conformada por cada libro, poesía, refrán, historia o reflexión que ella me regaló.